ECOSISTEMAS TERRESTRES


Se desarrollan en la superficie de los continentes. Destacaremos los bosques, praderas y desiertos:


BOSQUE

Un bosque es un ecosistema donde la vegetación predominante la constituyen los árboles y matas. Estas comunidades de plantas cubren grandes áreas del globo terráqueo y funcionan como hábitats para los animales, moduladores de flujos hidrológicos y conservadores del suelo, constituyendo uno de los aspectos más importantes de la biosfera de la Tierra. Aunque a menudo se han considerado como consumidores de dióxido de carbono atmosférico, los bosques maduros son prácticamente neutros en cuanto al carbono, y son solamente los alterados y los jóvenes los que actúan como dichos consumidores. De cualquier manera, los bosques maduros juegan un importante papel en el ciclo global del carbono, como reservorios estables de carbono y su eliminación conlleva un incremento de los niveles de dióxido de carbono atmosférico.


PRADERA

Una pradera es un conjunto de prados que se encuentran, según las condiciones climatológicas de este bioma, entre un clima desértico y uno boscoso puesto que en las praderas no son escasas las precipitaciones como en el clima desértico pero sí tiene más vegetación que este.
Las praderas son terrenos abiertos y llanos que se encuentran en la parte central de varios continentes. En algunos casos, la misma pradera se extiende hacia una zona costera, desembocando en un mar u océano.
La pradera es una de las zonas más explotadas y modificadas por la acción del hombre en beneficio económico mediante la siembra de maíz, soja, trigo, algodón, entre otros tantos cultivos.

DESIERTO



Un desierto es un bioma de clima árido, donde las precipitaciones son escasas. Estos suelen poseer poca vida, pero eso depende del tipo de desierto; en muchos existe vida abundante, la vegetación se adapta a la poca humedad (matorral xerófilo) y la fauna usualmente se oculta durante el día para preservar humedad. El establecimiento de grupos sociales en los desiertos es complicado y requiere de una importante adaptación a las condiciones extremas que en ellos imperan. Los desiertos forman la zona más extensa de la superficie terrestre: con más de 50 millones de kilómetros cuadrados, ocupan casi un tercio de esta. De este total, 53 % corresponden a desiertos cálidos y 47 % a desiertos fríos.

















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